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Espasmo del llanto o del sollozo
 
Se habla de espasmos del llanto o del sollozo cuando el niño sufre episodios que se manifiestan con un cese de la respiración al llorar. A pesar de que estas crisis parecen graves, no lo son en absoluto, aunque sí requieren una reacción adecuada por parte de los padres. 
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En el espasmo del llanto la secuencia es bastante típica: el niño rompe a llorar en forma brusca debido a una frustración, enojo, temor o dolor y después de algunos movimientos respiratorios durante el llanto, entra en apnea (interrupciones de la respiración) y en ocasiones, se queda inmóvil. A continuación el niño se recupera o bien continúa con el episodio poniéndose cianótico (azulado). A veces puede llegar a perder el conocimiento e incluso presentar una convulsión.

En el caso del espasmo del sollozo el bebé llora poco, se pone pálido, y puede presentar convulsiones antes de recobrar la conciencia; es provocado generalmente por algún susto.Todo este episodio no dura más de un minuto, aunque para los padres parezca muchísimo más, al cabo del cual el niño respira espontáneamente con o sin llanto y recupera la conciencia, si la perdió. Puede entrar en un profundo sueño o volver a su actividad normal, como si no hubiese pasado nada. En las horas siguientes, es muy raro que se repita esta crisis. Le ocurre a un 5 % de todos los niños sanos y suele aparecer por primera vez entre los 6 y 18 meses y desaparecer antes de los 7 años de edad.No se conoce la causa, aunque se sabe que puede influir la herencia, porque sucede con una frecuencia mucho mayor cuando lo ha sufrido algún otro miembro de la familia (35 % de los niños).La frecuencia en que se producen es muy variable: hay niños que tienen espasmos del llanto varias veces al día y otros en los que se presentan de manera ocasional. 

Recomendaciones para los padres:

Si ya se le ha diagnosticado a tu bebé este trastorno debes quedarte tranquila ya que tu hijo no corre ningún riesgo y mantener la calma, cuando sufra un episodio de éstos


Como medidas precautorias podrás:

1. Retirar los objetos que tenga en la boca. 
2. Colocarlo en una posición segura; se recomienda que lo ubiques de costado y alejando los objetos con los que se pueda golpear. 
3. No intentes detener el espasmo; solo, desaparecerá en unos segundos.
4. Alejate un poco del niño. Observalo de forma indirecta, haciéndole pensar que no le prestas mucha atención al evento, ya que a veces utilizan estos episodios como métodos de disuasión.
5. Repréndelo o consuélalo. En principio, el espasmo del sollozo tiene un carácter involuntario, ya que el niño no lo hace a propósito. Pero cabe la posibilidad de que algunos niños aprendan a utilizarlo 
para llamar la atención o conseguir algún beneficio, lo que habrá que tener en cuenta especialmente en aquellos en los que se repite con mucha frecuencia, para asegurarnos de que con su actitud, no obtienen ninguna recompensa. Si este es el caso, inmediatamente al término del espasmo, explícale con voz firme que no te gusta que haga "berrinches" y que no le darás el beneficio que pretendía obtener con lo que hizo. En caso de que sea provocado por algún accidente, como un golpe o una caída, abrázalo y consuélalo para que sienta todo tu apoyo.
6. Dejalo que duerma una siesta. Es importante que tu hijo tenga un tiempo de descanso para reponerse de los episodios y para que de alguna manera olvide el berrinche que lo aquejaba. De esta forma puedes evitar varios episodios de espasmo del sollozo al día.

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